Huellas En La Arena

Cientos de pisadas se dibujan en la arena trazando caminos sin principio ni final. Huellas anónimas de pasos errantes en busca de respuestas frente a la inspiradora brisa del mar. Rutas vacilantes que las olas se encargan de borrar más cerca o más allá. Pasos perdidos; decisiones sin vuelta atrás. La arena fina arde como el fuego bajo mis pies, pero quema más el desasosiego; la certeza de saber que no es agua lo que suena sino un océano de lágrimas y sal.

Y es que Sucede Que Hoy no sé decir más...

7 comentarios :

Anónimo | 02:42

Hace unos días estuve en Gijón... escribí algo sobre la arena de la playa de San Lorenzo. Y claro, se borró. Pero quizá no se borró del todo. Quizá ocurrió algo con mucho más sentido. Quizá el mar absorbió [asumió] mis palabras y las sumó a ese ruido de lágrimas y sal... que no es sólo agua.

Rosa | 09:33

Tal vez hoy no necesites decir más. Con pocas palabras consigues transmtir cosas que muchos, ni con cientos de ellas conseguiriamos jamas. Como siempre enhorabuena, hoy tambien te superaste, y seguro que mañana repetiras.
Besos.

ale* | 15:16

Hola Pablo, mira es que unas compañeras mias colaboran en Radio Ceu y quieren hablar de blogs. Les interesaría entrevistar a alguien que lleve un blog y he pensado en el tuyo (que es uno de mis favoritos). Si te interesa mándame un correo con tu número y se lo paso a ellas, les harías un gran favor...
alejandrajoanes@hotmail.com

Un beso!

Anónimo | 15:49

A veces con pocas palabras basta...
Besos

Pablo Martín Lozano | 20:25

Testigo: Seguramente así ocurrió. Restamos importancia nosotros mismos a nuestros deseos y cuando menos te lo esperas ves que se cumplen. Igual no se borró sino que el universo eligió al mar para hacérselo llegar y complacerte. Tiempo al tiempo.
Gracias y saludos!

Rosa: Ni necesitaba decir más ni tampoco creo que pudiera haberlo hecho. Sobraban todas las palabras. Tal vez sólo pude rescatar esas pocas. Gracias por tu apoyo.
Besos.

Ale: Nos ponemos en contacto Ale y gracias por la recomendación.
Besos.

Noelia: Hace poco descubrí una frase que me marcó muchísimo. Dice algo así como que "utilizamos las palabras cuando dejamos de sentirnos en paz con nuestros pensamientos". Ayer fue algo así y tuve que utilizarlas aunque no salieron ni más ni mejores.
Besos!

...................................... | 02:40

... mucho que decir... y hoy... justo hoy, me faltan palabras...

te dejo este cuentito...de uno de mis escritores preferidos... Alejandro Dolina


ARENA


Los paganos admitían la existencia de divinidades toscas, imperfectas, chapuceras. Los dioses no sólo estaban sujetos a toda clase de vaivenes éticos sino que también cometían numerosos errores en el ejercicio de su profesión: creaban universos endebles, se dejaban engañar por los humanos, desconocían el futuro, fallaban en sus cálculos.
Las grandes religiones monoteístas acuñaron la idea de la infalibilidad divina, de un poder sin grietas.
No es nuestro propósito ejercitarnos ociosamente en la lógica para entretenernos con esas paradojas que tanto divertían a los gandules agnósticos. Ahorraremos al lector la modesta perplejidad de pensar si Dios es capaz de crear un objeto tan pesado que Él mismo no pueda levantar.
Sin embargo, la historia de la arena comienza con una distracción de un Dios omnipotente.
Las tradiciones islámicas dicen que, habiendo finalizado la creación, el Señor advirtió que faltaba la arena. Grave defecto, si bien se mira. Los hombres estarían privados de la deliciosa voluptuosidad que sienten al caminar junto a los mares. El fondo de los ríos sería siempre ríspido, los arquitectos carecerían de un material indispensable, los caminos no podrían suavizarse, las huellas de los enamorados serían invisibles. Dispuesto a remediar su olvido, Dios envió al arcángel Gabriel con una enorme bolsa de arena a que la desparramara allí donde fuera necesario.
Pero el Enemigo trabaja siempre para estropear la obra divina.
Mientras Gabriel volaba con su carga inconcebible, el diablo le agujereó la bolsa. Esto sucedió exactamente sobre la región que hoy es Arabia. Casi toda la arena se volcó en ese lugar, de modo tal que las nueve décimas partes del país quedaron convertidas para siempre en un desierto.
Advertido de esta catástrofe, Dios resolvió ofrecer a los árabes algunos dones compensatorios.
Les dio un cielo lleno de estrellas como no hay otro, para que miraran siempre hacia lo alto.
Les dio el turbante, que bajo el sol del desierto es mucho más valioso que una corona.
Les dio la tienda, que es mejor que un palacio.
Les dio la espada. Les dio el camello. Les dio el caballo.
Y les dio algo más precioso que todas las otras cosas juntas: la palabra, el oro de los árabes.
Otros pueblos modelan en la piedra o los metales. Los árabes modelan en el verbo.
El poeta (el chair) es sacerdote, juez, médico, jefe. El poeta es poderoso: puede traer alegría, tristeza, encono. Puede desencadenar la venganza y la guerra. Puede matar con la palabra.
Los errores de Dios, como los de los grandes artistas, como los de los verdaderos enamorados, desencadenan tantas reparaciones felices que cabe desearlos.

De “El libro del Fantasma”

Pablo Martín Lozano | 18:46

Hola Vicky! Gracias por tus regalos! Preciosos. Gran descubrimiento.
Me siento afortunado de poder estar entre tu lista de esos a los que haces regalos.

Besos!