Tu Voz Entre El Tráfico

Y sin más aviso que el cambio repentino del semáforo, tu voz resonó con un eco tan cercano que mi piel comenzó a erizarse incluso antes de que llegara a procesar el sonido de aquella tonalidad familiar. La gente deambulaba ajena por las aceras siempre transitadas de tu barrio en aquella hora en la que bastó escuchar un grito con mi nombre para saber que habías sido tú la dueña del clamor. Hacía más de un año que no escuchaba tu melodiosa voz en la realidad y, no sé si por el largo tiempo en el que me acostumbré a ella, o por el hecho de recordarla y sentirla en mi oído en más de una, dos y mil noches, volver a escucharla incluso entre el bramido del tráfico en la ciudad me trajo al instante tu recuerdo. La tarde avanzaba en la misma dirección de mi marcha, con la oscuridad pisándome los talones y el rumor de aquel alarido inesperado me acompañó en el camino de regreso a casa. En mi mente, miles de imágenes se hacinaban pasando como los frames a cámara lenta de una película empolvada por el tiempo y el olvido forzado de la memoria. Y aunque nunca tuve ni tendré la certeza de que aquella voz que vino a clavarse en mis oídos una tarde de las muchas en las que ya te había olvidado fuese la tuya, nunca nadie me podrá arrebatar la sensación que recorrió mi cuerpo durante el fugaz segundo del reencuentro con las palabras adornadas por tus labios ya enterrados.

Y es que Sucede Que Hoy creí escuchar tu voz de nuevo...

2 comentarios :

Anónimo | 01:03

solo un genio es capaz de reflejar esa sensacion y que sea sentida en el corazon de la manera requirida por él.

Gracias maestro

Pablo Martín Lozano | 01:09

Hola Anónimo (¿anónimo?).
Gracias por el comentario. Me complace leer que la sensación traspasa el frío de la pantalla y las líneas y se sienta en el corazón a través de la lectura.

Saludos y gracias a ti por comentar.