Tormenta De Recuerdos

La luz de las farolas iluminaba el aguacero que caía sobre la ciudad aquella noche. El otoño comenzaba con tormenta y sobre el asfalto se dibujaba el reflejo de los edificios y las luces de los coches salpicando el agua de los charcos a su paso. La radio había dejado de sonar en el mismo instante en que las primeras gotas golpearon el cristal y desde entonces el único sonido que me distraía era el de la lluvia golpeando el techo y el limpiaparabrisas apartando el agua con ritmo cuadriculado. El cielo lloraba el adiós del verano y lo hacía con ganas, mientras la luna tímida trataba de asomar con miedo la nariz sobre las nubes densas que encapotaban el cielo. Viajaba solo, en dirección al centro, y aunque el atasco generalizado en los días de lluvia no invitaba al descanso, marchaba tranquilo y en paz por las calles colmadas de coches y algún que otro paraguas despistado de vuelta a casa. Entretanto, el cielo se rompía repetidamente con rayos y truenos que iluminaban y alborotaban el silencio que reinaba en cada rincón, dejando en evidencia por un instante a todo aquel que se ocultaba en la oscuridad de la noche para cometer el delito de un beso en los portales. Las imágenes se sucedían como efímeros fogonazos que permitían vislumbrar la realidad en tono amoratado. Un beso aquí, una sonrisa allá, una carrera bajo la lluvia por la otra acera, un vagabundo abandonado a la intemperie protegido sólo por cartones, otro beso más allá... La realidad parecía cobrar vida únicamente en el preciso lapso que duraba el destello blanco del relámpago y al que se daba fin con un ensordecedor quejido en forma de trueno. Y así fue que en la eterna espera de un semáforo, a escasos metros de tu calle, de nuevo un rayo iluminó cielo y tierra con la claridad del sol de mediodía y apareciste sentada ocupando el asiento de al lado en el interior de mi coche. Al igual que el resto de visiones, la tuya duró lo que dio de sí el fugaz instante de luz. Un fantasma venido directo desde mi recuerdo y traído por la breve duración del resplandor. Y fuiste tan real durante el poco tiempo en el que exististe, que quise encontrar la manera de decirte que aún te añoraba sin abrir viejas heridas, sin perder derecho al cielo. Quise ordenar palabras temblorosas que te hiciesen saber que te quería sin quererte. Pero fue tan rápida tu partida como tu llegada y ni siquiera tuve tiempo para extender mi mano y rozar tu rostro espectral. Y la lluvia continuó cayendo con fuerza y los relámpagos se sucedieron sin cesar, pero tu imagen jamás volvió a ocupar mi lado. Sólo tuve una oportunidad y la dejé escapar; sólo tuve una ocasión y la sorpresa me privó de toda reacción.

Y es que Sucede Que Hoy un relámpago te trajo junto a mí...

6 comentarios :

Lunettas | 16:22

Hermosos recuerdos aquellos que son traídos a nosotros por la lluvia... ¿ ves que regalo tan preciado te trajo el otoño ? a modo de ponerla presente en tu vida nueva vez... sin olvidar que nunca antes ha dejado de estarlo.

Preciosísimo como siempre...

Lunettas *_~

Pablo Martín Lozano | 16:39

Hola compañera de letras. Hermosos y empapados recuerdos, cierto, ya sea por las gotas de lluvia o por las lágrimas que provocan. Preciosísimo tu comentario, también como siempre.

Besos.

Anónimo | 00:24

Buenas noches Pablo. Aqui estoy, bajo mi propia lluvia, un poco perdida, esperando ese relámpago. Pero no para ver si me trae un reflejo sino para ver si es real la imagen. No se si hoy me invadió el miedo, si la locura se coló por mi ventana anoche y me atrapó o...

Hoy vuelvo a estar perdida en mi pequeño universo...

Cuando entras en una librería y vas a elegir un libro necesitas que el título te llame, te atraiga (como las personas) y creo que jamás te lo había comentado, tus títulos suelen ser mágicos.

Mil besos.

Pablo Martín Lozano | 00:30

Hola Encarni. Espero que el hecho de encontrarte perdida en tu pequeño universo no sea nada más que un chubasco pasajero y no las tormentas que estamos teniendo estos días.
Me encanta la mención que haces a mis títulos, porque ciertamente me gusta que sean lo suficientemente atractivos y "sonoros" como para que, al menos, inviten a la lectura del resto de post. Hoy con tus palabras me he sentido reconocido en ese aspecto.

Ánimo y un beso fuerte.

Anónimo | 22:43

Me encantan las tormentas!

Pablo Martín Lozano | 23:01

Bienvenida al club ;)

Besos.