Melodías con olor a ti...

Buscaba entre la gente alguien que sintiera aquellas letras tanto como yo. Alguna persona que supiera de qué hablaba realmente cada nota. Alguien que hubiese descendido a los infiernos recientemente y entendiese que una canción puede reflejar un momento, un estado de ánimo, un sentimiento. Creo que finalmente no la encontré. Sólo en algún momento, cuando la mirada de la cantante y la mía se cruzaban en la sala, podía percibir que alguien me entendía, que conocía todo lo que me pasaba últimamente.

Simplemente me dejé llevar por una melodía que olía a ti en cada nota. En una voz que más que cantar me susurraba unas letras que sonaban a apoyo; unas palabras que me decían sé cómo te sientes. Y entre canciones de amor y desamor, o más bien de desamor y desamor, fue pasando el tiempo de un concierto que me gustaría repetir a solas, en la intimidad; solos ella, una guitarra y yo, por sentir más de cerca todo lo que sus canciones son capaces de evocar. Y acabar con un guiño de complicidad, con un gesto de cariño que transmitiese algo de eso que ambos, parece, echamos en falta. Bastaría una mirada profunda y un silencio prolongado.

Podría escribir canciones que hablasen de ti, de mí, de nosotros, pero mi guitarra lloraría y no soporto verle sufrir. Podría componer un tema sobre mi situación, pero sería una canción que pronto pasaría de moda. O también podría crear una melodía que sonara a adiós, pero supondría perder el tiempo. Es tan tarde como pronto para ello.

Y es que Sucede Que Hoy me llegó tu música...

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